Vivir como estudiante Erasmus en Konya no es excesivamente complicado. Durante mi primera semana en esta ciudad estuve
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Kultur Park, Konya |
hospedado en la Residencia Erasmus que aparece en una de las fotos del campus. Esta es sin duda una opción cómoda hasta cierto punto. Además, ofrece la ventaja de facilitar el conocer a estudiantes de distintas nacionalidades que se encuentran en tu misma situación. Una de las desventajas de vivir dentro de la residencia sin embargo, es que pasado algún tiempo te das cuenta de que “Turquía está en otra parte”...A pesar de la amabilidad de los conserjes que controlan las entradas y salidas de l@s estudiantes, por medio de un registro que hay que firmar cada noche, para quien pensaba que venía a Turquía a sumergirse en una nueva cultura, la residencia se asemejará más a algo así como una nave espacial, o una nube que flota sobre el campus, sin estar realmente integrada en el mismo...
Por esta razón mi segunda semana en Anatolia comenzó con una búsqueda, que ahora casi un mes después me doy cuenta de que no era más que la búsqueda del corazón de Turquía...Tras entregar la copia de las llaves de mi habitación a los conserjes de guardia que me estrecharon la mano y que cálidamente – en Turquía no podía ser de otra manera - se despidieron de mí, me dirigí en tranvía a la que hasta aquel momento había sido mi eje de referencia en Konya, la calle Mevlana. Allí me hospedé en un hotel barato, quizás demasiado barato...Debo confesar que esa noche tuve la sensación de que ambos lados de mi cuerpo se turnaban para dormir...No tanto por la cama, debajo de la cual para mi desconcierto encontré un zapato de un número y otro de otro, sino por la súbita sensación de vértigo que supone cruzar la frontera, salirse del guión, hacer lo que te dicta el corazón. Siguiendo sus dictámenes de hecho, a la mañana siguiente me mudé al hotel de enfrente, que en realidad era el mismo pero con una estrella o dos más que se tradujeron concretamente en un colchón suficientemente grueso como para sucumbir en un sueño profundo...
Los días siguientes por alguna razón me parecieron más luminosos. Estaba lleno de energía y con el ánimo por los cielos. Por fin sentía que estaba viviendo en Konya. Por las noches me paseaba por “Kultur Park”, un parque bastante agradable con restaurantes, luces de neón y fuentes en las se puede ver cisnes negros durante el día, o alrededor de la colina de Aladino, entre sus luminosos restaurantes de cómida rápida y no tan rápida, llenos de gente joven y mayor que querían saber de dónde venía, y que siempre me recibieron con una amable sonrisa, un iyi akşamlar, “buenas tardes/noches”,un afiyet olsun, “buen provecho”, y que se despidieron con un igualmente caluroso görüşürüz o güle güle.
Fue con este entusiasmo y con algo de suerte que pude hacer conversación con algunas personas tanto alumnos como profesores de la universidad, que se mostraron siempre dispuestos a ayudarme en lo que fuese. Y en una de esas conocí a Ünal, un estudiante de Lengua y Literatura Inglesa que me invitó al apartamento que comparte con Göktuğ, un estudiante de Derecho. Desde el primer momento nos entendimos muy bien y fue gracias a ellos que conocí a Hızır, mi actual compañero de piso en Bosna.
Por medio de estos compañeros es que he comenzado a descubrir esta cultura desde donde en mi opinión tendría uno que hacerlo. Son chicos generosísimos, al menos 14 años menores que yo, - que por cierto, por respeto, se refieren a mí como “Jorge Abi”, “Jorge hermano mayor”, - pero de quienes no obstante quien más está aprendiendo soy yo. Y lo más admirable, es que todos siempre parecen más que dispuestos a enseñarme algo de una cultura de la cual se sienten profundamente orgullosos.
*Antes de que se me olvide, a la mañana siguiente, debajo de la otra cama, yatak, del primer hotel, encontré los compañeros de los zapatos dispares que me habían desconcertado tanto. En Turquía además de quitarse uno los zapatos, ayakkabı, antes de entrar en una casa, se utiliza otro calzado, generalmente de goma, para ir al baño, banyo, y esto último también se aplica en los hoteles, que proporcionan dicho calzado a sus clientes aunque la habitación disponga de ducha, duş, y baño.