La madrugada del 25 de abril, en vez de desembarcar en Kaba Tepe, que las tropas aliadas denominaron Brighton Beach, los soldados del Anzac (Australian and New Zealand Army Corps) llegaron, no se sabe exactemente si por error, debido a las condiciones climáticas o a causa de un cambio de planes, a una playa ubicada frente a "la nariz de la abeja" Arıburnu que pasó a convertirse en la base de las tropas del Anzac en la península de Galípoli bajo el nombre de Anzac Cove. Según algunos este hecho fue determinante en el desarrollo de la batalla. A diferencia de Kaba Tepe, que presenta poco relieve, Arıburnu obligaba a los soldados del bando aliado a avanzar cuesta arriba todo el tiempo.
Durante los cerca de 9 meses que duró la campaña, los del Anzac apenas pudieron avanzar un máximo de 3 kilómetros. Cuando finalmente el 8 de agosto de 1915 una unidad de soldados neozelandeses junto con dos más de soldados británicos lograron dominar los altos de Chunuk Bair, éstos pudieron mantener la posición durante tan sólo dos días, al cabo de los cuales fueron totalmente barridos por un potente contraataque de las unidades del ejército otomano que tenía bajo su mando Mustafa Kemal.
El 9 de enero de 1916, luego de un mes desde el inicio de la retirada, las últimas tropas aliadas abandonaron las costas de la península. No se registraron bajas a lo largo de esta maniobra de los aliados en Galípoli. Hay quienes lo atribuyen a la brillante organización del repliegue. Otros sin embargo opinan que los soldados del ejército otomano, al ver partir a sus enemigos, no vieron razón para atacarles...
Lo cierto es que la batalla de Galípoli nos dejó muchas historias que por un lado ilustran los horrores de la guerra y por otro algunas peculiaridades de la condición humana. Historias como la del soldado del Anzac que herido, yacía en tierra de nadie bajo el fuego cruzado gritando desesperadamente que por favor le ayudasen. Para sorpresa de más de alguno aquel día, un soldado del ejército otomano saltó de su trinchera con una bandera blanca y corrió hasta donde estaba el soldado aliado. Los disparos cesaron. Dicen que el soldado turco tomó al herido en sus brazos y lo depositó en la zona de las trincheras del Anzac, dió media vuelta y echó a correr de nuevo hasta meterse en su propia trinchera, tras lo cual ambos bandos volvieron a abrir fuego.
También está la historia de lo que le pasó a Mustafa Kemal justamente durante la contra-ofensiva en Chunuk Bair. En plena batalla un trozo de metralla impactó fuertemente contra su pecho. Sólo uno de los oficiales que estaba cerca pareció percatarse del hecho, pero el comandante turco se llevó el índice a los labios y le pidió que no dijera nada. Tras inspeccionar el lugar en el que había sufrido el impacto, Mustafa Kemal, con asombro, descubrió que su reloj de bolsillo estaba completamente destrozado y que él sólo tenía una marca en la piel que desaparecería meses más tarde. Este reloj hecho pedazos le fue luego obsequiado a Otto Liman von Sanders quien tras oir la historia de boca del propio Mustafa Kemal, le regaló a éste otro reloj que hoy se exhibe en un museo de Ankara. El reloj salvador de quien luego se convertiría en Atatürk está en Alemania.
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