jueves, 14 de junio de 2012

71.Burhan

Burhan listo para partir hacia la facultad por la mañana de uno de los inviernos más fríos que la gente de por aquí recuerda (Konya, Turquía, Febrero 2012)

























En la habitación 313, los desiertos de Arabia se encuentran justo detrás de los casilleros 143 y 144, que son el suyo y el mío respectivamente. Desde lo alto de mi litera le he visto prosternarse en aquella dirección, hacia La Meca, hacia la Kaaba. Entre estas 4 paredes ha resonado su estentórea risa y le hemos visto lanzando bolas de nieve a través de la ventana. Le recuerdo irrumpiendo en la habitación una de las primeras noches de la primavera, con ese brillo en la mirada que sólo pueden lucir quienes aman y se sienten amados. En veladas algo más opacas le vimos yendo y viniendo de un lado a otro, como remando en un mar, quizás tan azul como sus ojos, pero menos compasivo.

Burhan vino de la ciudad que hoy ya todo el mundo llama Kayseri, en el centro de lo que todos hemos aprendido a denominar Turquía. A veces me pregunto si de sus maneras espartanas o de alguno de los escasos gestos que agrietan de vez en cuando su faz, se desprende algún vestigio de Cesarea de Capadocia en forma del ademán que alguno de sus antiguos habitantes legara secretamente a la posteridad.


Nuestra primera conversación giró en torno a la especialidades culinarias de Kayseri, el mantı, la pastirma y sus embutidos. En mi cabeza  resuenan aun, ecos de diálogos ulteriores,  Coleridge, los sueños, el Islam y una vieja canción turca que en uno de sus versos dice:"Hayat çok garip". La vida efectivamente es muy rara.

sábado, 9 de junio de 2012

70.Cemil*

Cemil en primer plano junto a algun@s de nuestr@s compañer@s el día de 
la Fiesta de la Primavera, Selçuk Üniversitesi, Konya Turquía 2012























A cientos de metros de distancia, por el camino que lleva a la residencia y bajo un sol inclemente, puedo reconocer la figura de Cemil.  Algo en su forma de andar anuncia su nobleza, la elegancia de su proceder, la dignidad con la que encara lo que el destino le ponga enfrente. Caminando juntos por esa misma senda durante el nevado invierno recuerdo haberme preguntado alguna vez:'¿De dónde salió este tipo?'

Cemil vino del este, de la ciudad de Van. Acerca de la cual giró nuestra primera conversación en el aula 303 de la facultad de Lengua y Literatura. No habían pasado dos semanas desde aquella plática cuando Van fue sacudida por un brutal terremoto. A los dos días tuve un sueño en el cual yo le daba un abrazo a Cemil. No le vi durante un par de semanas, que coincidieron con las festividades de la Fiesta del Cordero. La siguiente vez que le vi se dirigía a la mezquita del campus con un par de compañeros. Era viernes.

La familia de Cemil se mudó a Antalya después de la catástrofe sin razguño alguno. Por alguna razón se me hacía difícil coincidir con él en las clases para saber más acerca de como se encontraba. Mi sueño me seguía intrigando, pero pronto entendería su significado. A finales de la primera semana de diciembre anduve por Bosna en busca de una habitación. Un tiempo atrás había hablado con dos estudiantes acerca de un dormitorio que un compañero mencionó en clase por casualidad. Uno de esos estudiantes había sido Cemil.

Mi llegada a Yeşilkaya, "la piedra verde", tuvo toques de comicidad, de confusión, de frustración, por mi precariedad de expresión en turco. Me llevaron a la cafetería desde donde por los altavoces hicieron un llamado que no entendí, pero a los pocos minutos estaba allí Cemil. Nunca podré agradecerle todo lo que ha hecho por mí desde entonces. El se encargó de que me recibieran en la residencia, de que me dieran un descuento por ser estudiante erasmus.(El mismo lo había sido el año anterior en Polonia.) También se las arregló para que me quedase en la misma habitación que él compartía con Yusuf y Burhan.

En los sueños a veces se ven las cosas al revés, como en los espejos, como en los estanques, como en nuestras propias retinas. Aquel abrazo que yo me vi dándole a Cemil en un sueño, me lo dió en realidad él a mí cuando me abrió las puertas de esta residencia. Desde entonces no ha habido día en que no haya pensado en lo afortunado que soy de conocerle. En esta habitación, la 313, hemos compartido todas las cosas que habitan nuestros respectivos universos. Los horizontes del de Cemil se expanden a la velocidad de la luz, los del mío lo hacen gracias a él.



*La "c" en turco se pronuncia como la "y" en castellano. Por lo que Cemil se pronuncia "Yemil".

viernes, 8 de junio de 2012

69.Los Personajes


Alguna vez, como una densa e invasiva niebla, ha venido a visitarme la idea de que ya he conocido a todas aquellas personas que estaban destinadas a jugar un rol decisivo en mi vida. Enmedio de ese vapor, vislumbro la posibilidad de que exista un día, una fecha, una hora exacta, en la que se cumpla el plazo para haberles encontrado, de una u otra manera. Vislumbro también la posibilidad de que dicho plazo pueda estar sujeto a innumerables postergaciones, y por qué no, también­ a incontables y accidentados adelantamientos. Cada cierto tiempo, la vida misma se empeña en disolver estos pensamientos al calor de las nuevas trayectorias que va proyectando sobre la cotidianidad.

Los personajes que poblarán algún día esa cotidianidad o breves lapsos de la misma, respiran al reverso de nuestra propia desesperanza. Nosotr@s también hemos de jugar un rol en vidas de las cuales incluso mañana no sabremos nada aun. Nuestros cuerpos, como los cuerpos celestes se aferrarán a sus costumbres. A veces es preferible no sospechar que a varios sueños de distancia se dirigen hacia nosotros, inevitablemente, como cometas o  meteoritos, a todo galope, personajes  que azotaran las órbitas de nuestros pensamientos más grises, destinados a contradecir o a disipar la niebla, a hacernos sonreír y echar por los suelos y romper en mil pedazos, estériles y soberbias elucubraciones de acuerdo a las cuales seríamos el último de los mohicanos.

lunes, 4 de junio de 2012

68.Último tren a Venus


Cuando la obscura esfera de Venus se pasee desafiante ante la abrazadora mirada del sol, antes del amanecer de este miércoles 6 de junio, habrá quienes aquí estén empacando sus maletas para volver a sus ciudades. Hoy he visto abrazándose junto a la carretera, a parejas que se miraban como se mira la gente en las despedidas, mientras autobuses de diferentes compañías emergían como ballenas blancas sobre el asfalto, tragándose despiadadamente un@ tras otr@ a sus respectiv@s pasajer@s, disolviendo abrazos quien sabe por cuanto tiempo, para beneficio de las compañías telefónicas y demás tiburones.

Ayer mismo llegaba a la residencia justo a la hora de la cena. Entré por el portón que da a la parte trasera. Subí saltando a la habitación para dejar las bolsas de la compra y me crucé con un chico cabizbajo y más taciturno que de costumbre. Intercambiamos los saludos habituales. La suerte quiso que durante la cena, tras cederle mi asiento a alguien, me fuese a sentar al único sitio que vi vacío...justo al lado del ensimismado camarada que me había cruzado en la escalera poco antes...Instantes más tarde, nuestro rincón de la mesa se convertía en un confesionario, la cena en una confesión y yo, muy a mi pesar, en el confesor...

Puede que la lluvia a pleno sol de ayer nos llevase a tocar el tema de los paraguas, de porqué están hechos para dos y no para tres, por ejemplo. Cuando en su próximo tránsito, un siglo y un lustro más tarde, Venus pasee su provocadora silueta frente a la descomunal mirada del sol, hará tiempo que nuestros suspiros hayan alimentado el fuego y que la sombra cetácea del autobús o el rumor fantasmagórico del tren que jamás tomamos se hayan hundido para siempre en el más profundo y abrasivo de los olvidos...Inşallah...

domingo, 3 de junio de 2012

67.Insomnio

Desconozco las verdaderas razones que me impiden conciliar el sueño. Son las 3:33 AM. Los aullidos del viento y la luz de la luna, hechizan la sombra de los árboles y atizan el misterioso encanto de la noche. Las respiraciones de mis compañeros de habitación me indican que ellos  navegan placidamente, mucho más allá de la cortina de la somnolencia. Agazapado en mi litera, escribo estas líneas como desde un mástil, el de la vigilia. Al salir de la habitación hace unos instantes, percibí un curioso ruído proveniente del otro extremo del pasillo. Pensé en la posibilidad de que proviniese de la lavandería que se encuentra en ese lado del edificio, pero en el tercer piso. Aunque para que eso hubiese sido el caso tendría que haber habido un motín de maquinas lavadoras de ropa en aquel extremo de la residencia. Descalzo, avancé despacio hasta el lugar donde se alzan los escalones que conducen al nivel superior. Pero el ruído ahora más intenso y cada vez más similar a la respiración de...algo, provenía en realidad de más allá, del fondo del corredor, donde distinguí que estaba abierta la puerta de cristal del cuarto de plancha. Cualquier cosa que estuviese produciendo aquel pertubador ruído estaba allí...Al acercarme no vi más que la silueta de la mesa estrecha y alargada de patas metálicas, coronada por otra forma que, de no serme tan familiar, podría haber atribuído a parte de las reliquias para la celebración de un culto extraterrestre. Esa forma marciana a veces terrible que tienen las planchas apuntaba hacia arriba. Hacia allí dirigí mi mirada, y dí con el origen de aquel ruído inhumano. Un respiradero, de esos de metal, enormes y de aspecto industrial escupía o se tragaba los aullidos del viento de esta noche. No pude hacer más que cerrar la puerta para acallar aquella respiración que no parecía importunar a nadie más que a mí. Subí al tercer piso. Desde las sombras, a través de las ventanas de la enorme sala que nos sirve de auditorio a veces y de sala de proyecciones en otras ocasiones, pude ver como, a lo lejos, los resplandores de una tormenta eléctrica se encaminaban hacia el norte. Quizás para ir a azotar con sus rayos a Ankara, a Çorum, a Kastamonu o a Amasya. Quizás para ir a robarle el sueño a alguien más en esta noche de junio, en la que el verano parece tan distante, a pesar de la velocidad a la que los calendarios van mudando sus hojas, una a una.

viernes, 1 de junio de 2012

66.Adrianópolis

Interior de la Selimiye Camii, Mezquita de Selim, (1575).
Monumental encargo del Sultán Selim II al arquitecto Mimar Sinan, Edirne, Turquía.

En otros tiempos hubo un camino que unía Roma con Constantinopla. La Vía Ignacia pasaba por Adrianópolis. Hoy, Edirne es lo que la erosión infligida por el tiempo nos ha dejado de aquel nombre de resonancias imperiales. A un paso de la frontera con Bulgaria y con Grecia, yaciendo a orillas de los ríos Tunca y Meriç, Edirne está rodeada por los verdes campos de la región otrora conocida como Tracia.


Esta foto está muy lejos de hacerle justicia a la verdadera impresión que causa la Mezquita de Selim, (Selimiye Camii) Edirne, Turquía 

Abril 2012


Tras bajar en la estación y coger otro bus hacia el centro de la ciudad, éste penetró en el campus de la Trakya Üniversitesi (Universidad de Tracia) donde la atmósfera del autobús se transformó en un jolgorio de melenas, blue jeans, camisetas de algodón y más melenas sueltas. Un rato más tarde, por las calles peatonales de una ciudad en la que destacan primorosas casas y edificios antiguos de dimensiones enternecedoras, comprobé que la vitalidad de Edirne no se limitaba a su clase estudiantil. Después de todo estábamos a finales de abril. Así, armado de un helado de vainilla en la diestra y de mi pequeña cámara en bandolera me aventuré por las calles de Adrianópolis en busca de sus maravillas y de sus secretos.


Zona peatonal, Centro de Edirne, Turquía
Abril 2012