lunes, 4 de junio de 2012

68.Último tren a Venus


Cuando la obscura esfera de Venus se pasee desafiante ante la abrazadora mirada del sol, antes del amanecer de este miércoles 6 de junio, habrá quienes aquí estén empacando sus maletas para volver a sus ciudades. Hoy he visto abrazándose junto a la carretera, a parejas que se miraban como se mira la gente en las despedidas, mientras autobuses de diferentes compañías emergían como ballenas blancas sobre el asfalto, tragándose despiadadamente un@ tras otr@ a sus respectiv@s pasajer@s, disolviendo abrazos quien sabe por cuanto tiempo, para beneficio de las compañías telefónicas y demás tiburones.

Ayer mismo llegaba a la residencia justo a la hora de la cena. Entré por el portón que da a la parte trasera. Subí saltando a la habitación para dejar las bolsas de la compra y me crucé con un chico cabizbajo y más taciturno que de costumbre. Intercambiamos los saludos habituales. La suerte quiso que durante la cena, tras cederle mi asiento a alguien, me fuese a sentar al único sitio que vi vacío...justo al lado del ensimismado camarada que me había cruzado en la escalera poco antes...Instantes más tarde, nuestro rincón de la mesa se convertía en un confesionario, la cena en una confesión y yo, muy a mi pesar, en el confesor...

Puede que la lluvia a pleno sol de ayer nos llevase a tocar el tema de los paraguas, de porqué están hechos para dos y no para tres, por ejemplo. Cuando en su próximo tránsito, un siglo y un lustro más tarde, Venus pasee su provocadora silueta frente a la descomunal mirada del sol, hará tiempo que nuestros suspiros hayan alimentado el fuego y que la sombra cetácea del autobús o el rumor fantasmagórico del tren que jamás tomamos se hayan hundido para siempre en el más profundo y abrasivo de los olvidos...Inşallah...

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