Centro de Karaman, capital de la provinvia homónima |
Desde el jueves pasado, el 3 de noviembre, l@s estudiantes de la universidad comenzaron a partir en dirección a sus ciudades y pueblos natales. La razón: “La fiesta del cordero”. Bayram, como se le conoce a esta festividad en Turquía, reune a la mayor parte de las familias turcas durante un período de tiempo en el cual la atmósfera es sumamente evocadora de la Navidad. Para la comunidad universitaria esto significa además una estimulante pausa... ¡Tenemos una semana de vacaciones!
El sábado y el domingo, Bosna, el distrito en el que vivo parecía un pueblo fantasma. Por la noche reinaba una oscuridad hasta entonces inédita en lo que desde hace algunas semanas es mi barrio. Ayer lunes por la mañana tomé mi mochila y cogí un dolmuş hasta la otogar. Compré un billete hacia el sureste con el objetivo de ir haciendo escalas de camino a la costa del Mediterráneo Oriental. Mi primera parada: Karaman.
Mezquita de Ibrahim Bey, Karaman |
En Karaman reinaba una calma singular, que intuyo, no es exclusiva de la época del Bayram.En una de sus mezquitas más céntricas se encuentran los restos de la madre de Mevlana. Justo enfrente hay un hamam antiquísimo y no muy lejos de allí un museo...¡Qué es gratis!...¡Pero que lastimosamente estaba cerrado por ser lunes! Una pena probablemente, ya que a juzgar por las piezas que pude ver en el pequeño jardín que rodeaba al modesto edificio, y al cual si tuve acceso, dentro tendría que haber habido más de algún tesoro digno de ser contemplado.
De vuelta en la estación compré un billete para mi siguiente escala. Tras un ascenso paulatino a lo largo de un paisaje árido y visiblemente estéril la carretera se adentró en una zona poblada de abetos, a los pies de los cuales había aun discretos rastros de una nevada. A medida que avanzábamos la exuberancia del paisaje se iba haciendo manifiesta. El bus era bastante cómodo y cada pasajero disponía de una selección de películas y música en una pantalla instalada en el respaldo del asiento del pasajero de enfrente. De repente tras una curva, entre “Take my breath away” de Berlín y “Don't dream it's over” de Crowded House apareció majestuosa, totalmente vestida de blanco, una montaña, y a sus pies la luna reflejada en las aguas de un río. Su recuerdo me es ahora tan dulce como el nombre de la ciudad que me esperaba más allá: Silifke...
Pieza en el jardín del museo de Karaman |
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